Mensaje personal/institucional

Esta mañana me preguntaron qué opinaba de alguien que había renunciado a su cátedra porque no soportaba lo mal que escribían los estudiantes y de ahí se publicó: (Profesor renuncia a su cátedra porque sus alumnos no escriben bien…) yo pienso que me parece respetable tirar la toalla, teniendo en cuenta que pareciera una constante el bajo nivel de conocimientos sobre cultura general y uso correcto del lenguaje de mucha gente que empieza a estudiar Comunicación, leyendo nada y escribiendo menos, paradójico, teniendo en cuenta que el vehículo de la «Comunicación» es el lenguaje y la pasión por leer sería el motor, la clave de acceder a todo conocimiento de mundo y la razón de ser de escoger una carrera como esta. Pero decidí que no voy a pontificar nada en ese sentido ni hoy ni aquí y mas bien prefiero celebrar el milagro de la motivación que lleva a los estudiantes a participar con sus mejores trabajos en una página como esta.

En medio de un insomnio inspirador, mientras releía por última vez después de poner al aire estos trabajos del Taller de Redacción de Prensa, que tuve la oportunidad de dar en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Cartagena, escribí este mensaje en la red social para ell@s, que copio y pego aquí mismo:

 

«De mi laboratorio de profe, estos son los textos de los estudiantes de Comunicación de la Utadeo de Cartagena del Taller de Redacción (agosto-noviembre de 2011).
Desde anoche, que pusimos al aire nuestro blog, no puedo borrar de mi cara una tonta sonrisa al ver lo que allí quedó. Teniendo en cuenta que es gente de distintos semestres -del primero al último-, que por primera vez escribe, pero que después de cuatro meses finalmente dio su mejor esfuerzo por terminar unos textos (en su mayoría), varios de los cuales, personalmente, me parecen tan buenos como para ser publicados en cualquier medio colombiano.
Aquí están las notas de 20 gatos que maullaban, tod@s al tiempo, diciendo cosas como que «quiero ser como Kapuściński o H. Thompson», «qué man tan bacano y tan chévere que escribe» y etc., pero, «¿dónde es que van las tildes?».
No es fácil enseñar algo que -para mí al menos- está en proceso siempre en sus técnicas, en sus modos, con mucho por redescubrirse cada vez que se llega a un nuevo proyecto, cada página en blanco.
Quienes escribimos somos neuróticos y solitarios eso es más claro cuando se nos ocurre ser profes, un oficio más social y altruista, y yo, francamente, a ratos más abrumada que ell@s, viendo el estado de las cosas, a veces más abierta y flexible; otras, más impaciente, me meto a esto con tan pocas respuestas definitivas, incluso para mí misma, más allá de mis lemas personales de combate como: «una hoja en blanco es como la vida misma con la que hay qué luchar cada día». Pero encontrar caminos es una tarea individual, aunque algunos de ellos -hijos de este sistema de educación colombiano algo autoritario, algo paternalista- esperen que hasta la motivación les llegue de parte de su profesor/a.
Esto es cuestión de conocer unas estructuras, sí, pero también de mucho trabajo de ensayo y error, que se afianza tanto en la práctica como en la vocación, más allá de la nota o el diploma o la licencia para ejercer, que se compra, sólo eso que posibilita el ejercicio de este oficio. Hay unas reglas para la redacción sí, pero no recetas completas, así que toda la búsqueda arranca por la capacidad de echar andar sus carros sobre sus ideas, conocimientos, visiones y «quereres» propios, hasta donde no alcanza la mano de ningún mecánico profesor/a».
Aquí está, pues, lo que se hizo y hasta dónde se fue con la gasolina que cada cual le puso a su vehículo.
Por aquí, también, les dejo un link al blog de los estudiantes de la UTadeo de Bogotá (Ene. May. 2011). Quienes también terminaron el curso con unos perfiles y crónicas muy interesantes: http://prensautadeo.wordpress.com
Gracias por su atención y a los estudiantes pues, que se aguantaron todo la inevitable pontificación.
Lucero R.G.
Diciembre de 2011.

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